Magnifico y extraordinario pabellón tienen en Fornells. Después de muchos y muchos años, jugando en una nevera, han construido uno nuevo. Parquet, dos pistas de entrenamiento laterales, todo nuevo. Realmente era un placer jugar en esa pista. No como en el pueblo donde vivo. Que hicieron un pabellón nuevo, también de parquet, pero sólo con una pista central. El presupuesto no daba para más. Es decir, un pabellón desaprovechado, ya que sólo puede jugar o entrenar un equipo.
Respecto al partido que arbitré, a las cuatro de la tarde, era un junior femenino, nivel “B”. Lo primero, fué preguntarme, a qué hora habrán comido las jugadoras? Seguro que la mayoría no habían hecho caso a su entrenador. Se aconseja comer tres horas antes, es decir, tendrían que haberlo hecho a la una de la tarde. Pero, estoy seguro que muchas no habían cumplido. Ya sea por un problema de la comida familiar o que alguna no le daba mayor importancia. Pero claro, rápidamente se vio que algunas jugadoras, transcurridos 3 ó 4 minutos del partido, ya pedían cambio. Solución, tenemos que escuchar mas a los entrenadores.
El partido fue bonito, el visitante perdía de 12 ó 13 puntos, pero a base de esfuerzo y de una zonita, fue remontando hasta llegar a un final ajustado. Podía haber ganado cualquiera, pero el local tuvo más suerte y los nervios del equipo visitante, les hicieron precipitar en alguna acción, que les hizo perder el partido.
Bueno, lo más positivo para mí, por fin encontré un vestuario limpio y decente.
Coche, 30 kilómetros y otro partido. También pabellón nuevo, una pista que antiguamente era descubierta, ahora con parquet y cubierta. Entro y me encuentro al entrenador del equipo visitante, con el que el pasado año habíamos coincidido con los equipos que entrenábamos. Evidentemente, su sorpresa fue que yo era el árbitro. No se lo creía, después de haber conseguido quedar campeón de liga, ir a la final a cuatro y el ascenso de categoría, no se creía que dejara el equipo. Pero, cuando pierdes la ilusión de seguir en ese equipo y no te ofrecen nada mejor, lo mejor es dejarlo. Cambiar radicalmente. Lo entendió y me comprendió. Estoy agradecido.
El partido? Otro junior femenino de nivel “B”. Victoria del equipo visitante. Lo hicieron mejor, no perdieron tantos balones y defendieron mejor. El equipo local eran ocho jugadoras y el cansancio les paso factura al final del partido.
A pesar de que la tarde había transcurrido con toda normalidad. La vuelta a casa fue pasada por agua. Llovía a cántaros.
Respecto al partido que arbitré, a las cuatro de la tarde, era un junior femenino, nivel “B”. Lo primero, fué preguntarme, a qué hora habrán comido las jugadoras? Seguro que la mayoría no habían hecho caso a su entrenador. Se aconseja comer tres horas antes, es decir, tendrían que haberlo hecho a la una de la tarde. Pero, estoy seguro que muchas no habían cumplido. Ya sea por un problema de la comida familiar o que alguna no le daba mayor importancia. Pero claro, rápidamente se vio que algunas jugadoras, transcurridos 3 ó 4 minutos del partido, ya pedían cambio. Solución, tenemos que escuchar mas a los entrenadores.
El partido fue bonito, el visitante perdía de 12 ó 13 puntos, pero a base de esfuerzo y de una zonita, fue remontando hasta llegar a un final ajustado. Podía haber ganado cualquiera, pero el local tuvo más suerte y los nervios del equipo visitante, les hicieron precipitar en alguna acción, que les hizo perder el partido.
Bueno, lo más positivo para mí, por fin encontré un vestuario limpio y decente.
Coche, 30 kilómetros y otro partido. También pabellón nuevo, una pista que antiguamente era descubierta, ahora con parquet y cubierta. Entro y me encuentro al entrenador del equipo visitante, con el que el pasado año habíamos coincidido con los equipos que entrenábamos. Evidentemente, su sorpresa fue que yo era el árbitro. No se lo creía, después de haber conseguido quedar campeón de liga, ir a la final a cuatro y el ascenso de categoría, no se creía que dejara el equipo. Pero, cuando pierdes la ilusión de seguir en ese equipo y no te ofrecen nada mejor, lo mejor es dejarlo. Cambiar radicalmente. Lo entendió y me comprendió. Estoy agradecido.
El partido? Otro junior femenino de nivel “B”. Victoria del equipo visitante. Lo hicieron mejor, no perdieron tantos balones y defendieron mejor. El equipo local eran ocho jugadoras y el cansancio les paso factura al final del partido.
A pesar de que la tarde había transcurrido con toda normalidad. La vuelta a casa fue pasada por agua. Llovía a cántaros.
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